EDOC 2008

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El nuevo escenario
del audiovisual ecuatoriano

Por Manolo Sarmiento

El secretario del audiovisual del Brasil, el cineasta Orlando Senna, anunciaba hace poco que el gasto del Estado brasileño en el sector pasó de 40 a 130 millones de dólares en los primeros 4 años del gobierno de Lula. La cifra es solo un indicador de una política que comprende iniciativas tan diversas y ambiciosas como la creación de una red de distribución no comercial de cine – que aspira a tener 2000 salas a 1 dólar la entrada – o un proyecto para convertir el lenguaje audiovisual en asignatura obligatoria del sistema educativo.

No cabe duda: Brasil ha comprendido que no puede haber cambio social sin transformación del audiovisual. El audiovisual – cine, televisión, Internet – es el escenario de la cultura contemporánea. Allí se juega la supervivencia de las culturas o su extinción, la construcción de la democracia o la persistencia de sus simulacros. Los asiduos de YouTube lo saben. También lo sabe la Motion Picture Association. Y, felizmente, gente como Orlando Senna. Lo que está por verse es si lo hemos comprendido nosotros.

La reciente creación del Consejo Nacional de Cine y del Ministerio de Cultura, así como el anuncio que ha hecho el gobierno sobre la creación del primer canal de televisión pública del país, nos indican que estamos en un nuevo escenario. Pero este nuevo escenario demanda la intervención activa de los creadores audiovisuales. ¿Podremos transformar la televisión, que se ha convertido en el cementerio animado de un país en descomposición?, ¿podremos inventar una cinematografía viable en un mercado global cada vez más dinámico y agresivo?

El desafío más complejo, pero también el único que nos parece interesante, es construir un audiovisual donde la mirada personal y crítica de los autores sea mayoritaria.

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