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"¿qué es lo que los autores intentan decir?" Me incluyo, quizá.
El blanco se funde triste en el negro. Se forma el monocromo. El día a día. El blanco la gente. El negro el tiempo. Los instantes las gamas formadas. Pero el lienzo se fisura de tanto peso de algún día. Queda abierta la entraña, el momento vivo. Se detiene. Se corta el tiempo. Es el peso. Una mirada. Un latido. Un choque. Luego sigue proyectándose la historia. Lo único que recuerdas al final es esa fisura. Y de repente quieres fisurarlo todo. Se empieza a fisurar la vida, a romper, entre impacto e impacto, beso, tabaco. Y vives más. Tu lienzo acaba. Es ahí cuando despiertas. Y ves que no hay sueño que no se rompa; te das cuenta de que lo que vale es haberlo roto y no seguir con un sueño que no va a dejar nada de si. Hay que escoger. Jugarse a veces "el todo por el todo". A veces.. Hay que saber, "algún día, no se cómo ni se con qué pretexto", que vas a fisurar algo, que tu palabra romperá algúna parte de algún sueño.
Ves. la pobreza de la palabra se revela. ¿qué quieren decir los autores entonces?


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aqua...

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Su nacimiento fue algo turbio, usual para otras criaturas. Consistió en el perturbador baile de cargas eléctricas que se dio lugar en las intimidades más profundas de dos nubes enamoradas. Un frenesí de energía que causó que ella naciera. Adormilada aún, comenzó a tener conciencia de lo complicado y simple de sus existencia. El descenso, su vida, ajustarse a la absurda lógica de la gravedad, tener un viaje a través del viento. Romper poco a poco cada una de las delgadas capas de silencio.

No tenía noción de sistemas de medidas mucho menos de física, pero sospechaba que su permanencia así, iba a durar poco, mucho menos de lo que cualquier gota hubiera podido imaginar

La tierra, ese color arenoso perfectamente desconocido para ella, se volvía cada vez más intenso, más cercano, y hasta tal punto más agradable. No había vuelta atrás, en realidad, nunca la hubo.
Pero había tiempo; o bueno existía eso que las nubes más grandes llamaban tiempo, eso, en lo que podías dejarte llevar por las suaves olas azules y hacer absolutamente nada. Eso mismo, todo el tiempo que dura la caída de una gota.
Comenzó a preguntarse, por qué caía; era claro que algo la arrastraba, que la impulsaba a adquirir una velocidad impresionante, y que, a pesar de su forma recién nacida, era mínima la resistencia que podía ofrecer a su trayecto.
Definitivamente se dio cuenta, de que, por más que lo pensara no podría hacer nada. Entonces en esos instantes de vacío y blanco le invadió otra duda -por qué debía caer. -No encontró respuesta en la búsqueda de lo más simple.
Probablemente su última pregunta era talvez la más importante, y la que debió formularse desde el principio; caer es morir ?.
Posiblemente para otras criaturas, no, pero para ella si. -Fue placentero y bastante desastroso tener una respuesta tan concreta, pero no había otro camino que aceptarla, y lo hizo.
Qué debía hacer,-no sé-, es complicado, cuando una gota, sabe que le va a suceder sólo puede disfrutar el viaje, su vida si se prefiere y el miedo no es una opción, de echo no habían opciones para escoger, y no tenía ganas de hacerlo.

Luego de un momento la rubia que estaba en la mesa más alejada del café "Ilusions Bleu" en París, al salir, recibió una pequeña caricia de agua en su mejilla...

Mangos

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Voy por la congestión de los autos de las 16:30 de un viernes. Fiestas resuenan en los pobres oidos de las personas de ciudad. Me siento sólo. Voy tarareando "I dont wana be your friend, I just wana be your lover, no matter how it end, no matter how it starts" (Radiohead). Ya no voy por la calle, solo voy dejándome andar, viviéndo desde el interior de mis párpados en los que se proyecta ese abril donde estabas tú sola mirando, que se yo, con la vista perdida, y vuelvo a ese instante en que el aire que se respiraba no podía ser otro que el que se respiraría durante un concierto de Piazzolla y Gardel, los dos juntos a la vez por allá por Argentina, un par de Bandoneones y Violines vibrando sus almas de instrumento. Vuelvo al lugar, y de repente pasas tú, estás ahí viva, con tus cabellos llevados por el ritmo del violín de Joshua Bell cuando interpreta a Shubert o a Mendelson, pero no sabes de ese abril, ni sabes de este pensamiento, y solo pasas. Detrás de ti va mi nariz silenciosa leyendo tus promesas. Diciembre. Se acercan los fríos y las lluvias, y es época de mangos y limosnas. Las personas estiran las manos por las ventanas de sus autos y arrojan los sueltos en las manos de niños que nacieron en la calle, pagan su tranquilidad y elevan las ventanas eléctricas de los autos mientras avanzan con la luz verde, pero no importa nada ya, porque pasas tú...

Sigo caminando fuera de las aceras y a metros de distancia sé que están preparando maní de dulce, porque la mejor publicidad es el mismo olor a maní, y me dan ganas de comprar fundas y fundas de maní hasta llenar la mochila, pero compro sólo una. Voy con maníes entre los dedos, voy comiéndolos de dos en dos, y voy masticándolos con los ojos cerrados, y estás ahí, en esa esencia dulce, y yo cantando "Is there anybody gone to listen to my story. All about the girl who came to stay? She's the kind of girl you want so much. Oh girl...! Girl..." Sigo caminando, y en el mercado las caceras me ofrecen frutas, trozos de ornado con las manos brillantes, empanadas de las que cae el azúcar recién puesta, me dicen: venga patroncito, mi-amorcitico-venga-pruebe, mi-rey-acá-le-servimos-el-doble. Me sonrojo y sigo mi camino, entonces me agarra de las fosas nasales un olor a mangos. Me ofrecen una caja pequeña de mangos por dos dolares con cincuenta centavos. La compro y voy cargándola hasta mi casa que no está demasiado lejos. Entro a mi casa, me lavo las manos llenas de polvo, astillas y jugo de mango, entro a mi cuarto, coloco la caja junto a la cama, comienzo a revisar mis registros fotográficos y pongo a sonar Chopin mientras te veo en la computadora y comienzo a escribir recordando tu voz, y los versos comienzan a perderse en si mismos.

Cojo un mango, lo limpio un poco y descubro que tiene manchitas negras salpicadas por aquí y por allá, descubro que mi cuarto se ha convertido en un santuario aromático y no se porqué razón comienzo a cantar: Te amaré, aunque tenga final, te amaré en lo profundo, como tengo que amar, caen débiles un par de lágrimas, te amaré como pueda, aunque no sea la paz, te amaré lo que queda, te amaré. respiro un poco y muerdo la cascara suave del mango que estuve amasando, "cuando acabe de amar, como jamás, como jamás, junto al viento, te amaré como único ser, hasta el fin de los tiempos, te amaré, y después, te amaré” y comienzo a sentir su-tu-aroma, y no dejo que se escape ni un poco de néctar, y me vienen tus senos a la mente, y "ando como hormiguita por tu espalda, ando por la quebrada dulce de la seda", y de repente quiero tratarte como se le trata a un mango en épocas de diciembre, mirarte como siempre te he mirado, amante secreto de tu imagen, y quiero desprenderte de a poco y sin pena la primera prenda, comenzar a lamerte toda, lamer tus prendas. y comenzar a abrirte (poner Santana para vibrar nuestras pieles con su guitarra) irte desnudando de a poco, y sigo abriendo mangos por todos lados, y mi cuarto aparte de ser un santuario de aroma dulce, es un lugar donde suena una y mil guitarras, todas juntas mientras me enredo la boca en tus cabellos. Soy un hombre que ya no quiere comer carnes, ni azúcar, ni vino, ni nada, quiero comerte sóla, como me empiezo a comer los mangos de esta caja de madera seca, que van todos pegados unos a otros por el dulce en el que habita tu alma, y mientras me empalago por la boca y por todos los poros de tus fluidos, me dan ganas de mascarte, detenerlo todo y que entremos por alguna puerta o por ninguna, y abro otro mango y lo chupo como me chuparía tus labios, y abro dos más, y me amamanto como lo haría de tus senos, y alegre escuchando un Jazz me muero de ganas por probar tu sexo como hago con 10 mangos abiertos y lamo sus cáscaras una a una manchado la cara, y me elevo a las cumbres del sabor, y sin estar contigo descubro que estoy empalado el alma de tu alma, y no tengo ganas de volver a probar otra nunca más. Tu almíbar se escurre por los labios de mi alma.