CUANDO ME TOQUE A MI_ de Victor Arregui

|
Sinópsis; "El amor, el azar, la ciudad y la muerte. Estos elementos se conjugan de mil maneras para precipitar los destinos del médico legista Arturo Fernández, su madre, su hermano, su asistente, una interna del hospital, un taxista, un migrante de la costa, una mujer, su hijo, su ex marido y su amante. Dios los cría y Quito los junta. La muerte los iguala"

una nueva producción cinematográfica del ecuador, que realmente se la ha trabajado y eso se lo nota al momento de verla, su director Víctor Arregui un guarandeño, hace durante toda la película una crítica a la nuestro Quito, donde cumple uno de los requisitos para hacer cine, el mostrar la realidad que no estamos acostumbrados a ver, tomando elementos que vemos todos los días; a nivel estético, el manejo de cámara demasiado monótono en las escenas de primeros planos y en los seguimientos de los personajes, lo que se logra con eso es agotar una escena que puede dar mejores resultados con menos movimiento, la fotografía muy decente, los cuadros que se proponen ayudan en la temática de la muerte y lo que gira en torno a esa idea, a nivel de personajes, un elenco de buen nivel nacional, sobre todo su personaje central que refleja en toda la película el punto central, que es el que se choca o encuentra con todas las historias de los demás personajes, y arma su propia película desde "la vida" de sus muertos, lo hace a partir de los análisis técnicos, secos y muy lineales como el mismo los llama, también arma las historias de sus muertos con las noticias de los comercios o diarios que le llegan y donde también publica para encontrar datos, de cierto modo una analogía con "un hombre muerto a puntapiés", donde el periodista en este caso el mismo Arturo es también el médico, un personaje que se complementa con su "alcoholismo", y sobre todo su sarcasmo donde sus comentarios a base de frases irónicas se mezclan con la sátira de un legista que como se ve al final está muerto, desde un hermano gay hasta un papá corrupto, por eso y más se ganó el premio "mejor interpretación masculina/festival Biarritz-Francia", "Cuando vi por primera vez a Manuel Calisto dije que no me interesaba trabajar con él, que estaba demasiado loco para hacer el personaje de médico. Comenzamos a trabajar con otro actor y ese actor renunció a pocas semanas de empezar el rodaje. Entonces le llamamos al Manuel. En el casting original yo le preguntaba su opinión sobre Quito y él contestaba “la detesto”… Eso ya era demasiado brutal para el personaje. Estaba midiendo hasta dónde te puede provocar él también. Empezamos a trabajar y, como te decía, encontramos esa coincidencia de ver ciertas cosas desde el mismo ángulo, de tener un sentimiento bastante parecido de la ciudad. Somos muy diferentes realmente, él es bien anarco, pero ambos sabemos que es falso aquello de que aquí no pasa nada, que todo es bonito, que nadie se droga, que nadie lee, que nadie tira con nadie" esta es la respuesta de Victor Arregui en una entrevista sobre su personaje. Y a partir de eso empezamos a tener una relación… Pero yo ando buscando la parte natural de los actores, no buscando las grandes interpretaciones.dice Victor Arregui a Rafael Barriga . los personajes que se muestran dan un matiz de una ciudad difunta, unos con un pesimismo y otros por las circunstancias abrumadoras obligados a esperanzarse.
El argumento de la música que entra en el filme alimenta los espacios y da mayor profundidad en las escenas, tomo tres escenas para el análisis, la primera es la toma abierta del "bar y/o salón de eventos", donde están las cantantes de tecnocumbia o cualquier otra cosa que se le parezca, donde están tocando una canción típica del "buen quiteño", el tema queda de interrogante, la otra escena es la de los viejitos que tocan sus acordeones, donde se logra esa obscuridad con la ceguera de la viejita y por último el travelling en la ambulancia, con la cancion "basta de llamarme así" de los Fabulosos Cadillacs, escena que termina con el movimiento de la gente en una calle del centro (), lamentablemente no tuve la oportunidad de estar en el foro que realizó el "ocho y medio" con el director, actores y otras personas que estuvieron en todo el proceso de produccioón, pero pude conversar con alguien que si estuvo y me explicaba que Victor Arregui decidió ponerse en escena porque así demostraba que el está vivo y también era una manera de efecto catártico para si mismo.
Como gabrielino cualquiera se siente identificado con una escena bastante fuerte en crítica a los gabrielinos y Jesuitas, la escena es cuando el personaje central Arturo está tomando su vodka con su compañero de trabajo y en medio de ellos está el muerto, corean a viva voz unas lineas del himno a la Dolorosa "eso nunca nunca lo haré", en el momento de la película y con los símbolos propuestos dice mucho de lo que estamos viviendo como estudiantes, esto tiene mucho que ver con el hecho de que Alfonso Noriega autor del libro "de que nada se sabe", libro que Victor Arregui tomó como base del filme, sea ateo y ex-gabrielino.

0 comentarios: