El llamado del arte

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Paisajismo Ecuatoriano

De cierta manera nunca vamos a estar separados del arte, por más indiferentes que nos portemos con él; porque el arte no solo se encuentra inmiscuido en una galería, en un buró o en una casa de plusvalía alta; el arte nos inunda, los signos y símbolos nos apremian a cada paso que damos, porque vivimos en el Ecuador, siendo esta la impresión más apropiada que extraje de la visita al Museo de la Ciudad.
Las épocas distintas y los parajes ecuatorianos por excelencia fueron mostradas como una Sierra imponente pero a la vez majestuosa, la emblemática Costa y por supuesto pero inhóspitamente la misticidad de la Amazonía, sin duda alguna cautivó a más de un espectador.
De forma mucho más específica, me gustaría señalar con más ímpetu la actividad que se dio lugar en la sala de las tres sillas con alas aludiendo a los tres poderes del estado, los logros y éxitos viales, símbolos de la peregrinación ecuatoriana, el inicio de la muestra numismática, la representación cartográfica del Ecuador la cual desde esta etapa formará parte de la realidad nacional, el civismo y además es un símbolo patrio y por último la presentación de la estampas.
A pesar de que el despliegue de las obras en sí fueron influenciadas por técnicas como el impresionismo, ni un minuto vaciló en ser una expresión de la cultura neta ecuatoriana, y para ser sincero debo dictaminar que si en algún caso fuese un extranjero admirando tanta maravilla cultural admitiría que el Ecuador es grande por sus paisajes, es prodigioso por sus artistas y quien lo palpe es privilegiado de su estado.
Finalmente y dejando de ser suntuoso, quiero aclarar que la patria se alimenta de la cultura, pero que lástima que esta no sea expuesta abiertamente para todas las personas por las notorias situaciones por las que atraviesa el país; sin embargo creo que su participación es siendo parte de esta hermoso cuadro megaracial y tan distintivo a cada región que se mire.
Pablo Ruiz R.
6 ° “B”

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