El tiempo versus el recuerdo del escritor que sabía que moriría joven

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El inicio


Nadie puede afirmar que Pink Tomate fuese su encarnación literaria, pero como el prodigio de la literatura permite que el lector especule y arme el rostro y la sicología de sus personajes de papel, a muchos nos ha dado por pensar en un gato con gafas redondas, que quería acabar con la existencia de todos los cigarrillos Pielroja, todos los chicles, todas las botas de gamuza, todas las nubes y todos los aromas. (…) Los no lectores, los facilistas, los lenguaraces, los críticos de borrachera, jamás entenderán que esta novela, más que para leer, se escribió para fumar.

Ignacio Ramírez.

“Nefelibata y Opio”.

Lecturas Dominicales, El Tiempo. Abril 11 de 1999.


Me permito empezar este artículo con este fragmento extraído de “Nefelibata y Opio” por Ignacio Ramírez, debido a que en la reducida biografía que he podido revisar acerca de Rafael Chaparro Madiedo, concuerdo con la descripción que Ramírez arguye sobre Chaparro, porque actitud gatuna que a la vez franca y desgarbada pertence tanco como a Pink y a Chaparro.


El versus para su muerte joven



Nadie ha comprendido que el tabaco es el mejor amigo del escritor en esas noches solitarias cuando uno está frente al computador y la pantalla está en blanco. El tabaco es una especie de mar extraño por donde navegan las ideas. Unas se van con el humo. Otras se quedan. Se escriben.

Rafael Chaparro Madiedo.

“Un poco triste, pero más feliz que los demás”.

La Prensa. Enero 22 de 1995.


Por lo que uno encuentra en su novela, era muy consciente de que ya lo estaba rondando la muerte, de que no había escapatoria. Se aferraba angustiosamente al cigarrillo de turno, como si éste le diera paz y le devolviera un poco de vida. Lamentablemente estaba en una carrera contra el tiempo, y la novela, precisamente, mostraba buena parte de esa vertiginosidad impuesta por la circunstancia misteriosa por la cual iba a morir joven y no podría escribir más. Opio en las nubes revela esa condición, es una desaforada carrera para contarlo todo. Es decir, la noche se va a acabar y lo que realmente vale la pena es la noche, entonces hay que salir corriendo antes de que termine, hay que escribir un libro antes de que termine.


Yo creo que él pretendía que Opio en las nubes fuera como una especie de testamento literario. El libro es toda la zaga entre la vida y la muerte, en la noche, con la presencia palpitante de Bogotá. También están las grandes ciudades como Nueva York de noche. Sobre la noche ha escrito con mucho afán, con carrera y delirio, con tanta certeza de que eso va a terminar.

Su lenguaje

Es muy vertiginoso, bien utilizado, inteligente, que absorbe, que deja que uno participe en él, que hace que uno no suelte la novela. Pienso que sin que sea una obra maestra, Opio en las nubes partió en dos una buena parte de la literatura, porque según lo investigado mientras que los ufanos escritores lo descartaron, los jóvenes lectores lo proclamaron sin lugar a dudas como su libro favorito.


El recuerdo

Rafael Chaparro Madiedo murió de 31 años en la noche del 17 de abril 1995, a causa del lupus.
Si puedo concebir una idea de la muerte de Chaparro fuese asemejándola a la muerte de Sven como si fuera la de Chaparro, como si hubiese sido abaleado, o apuñalado en el baño lleno de vómito de un bar, mientras sonaba la canción With or Without you de U2, y luego fallecía en un ambulancia:


La gente me miraba con esos ojos que decían, pobre chico, tan joven, tan sano, tan blanco y yo les dije tranquila gente, no soy tan sano, ni tan limpio, ni tan creyente, no me lavo todas las mañanas los dientes como ustedes, no leo tantos libros, no hago deporte, ni rindo tanto en el trabajo como ustedes, tranquila gente.
Siempre había querido una muerte así, con violencia, con whisky en la mitad de los sesos, una muerte nocturna y en una ambulancia con una enfermera que me dijera que pasáramos la noche juntos.Cerré los ojos y de pronto me sentí como un árbol atravesado por cuchillos blanco.

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