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Complicado intentar transcribir sensaciones cuando se tiene mas percepciones que medios para expresarlas. Guagua que no llora no mama, en mi caso: continúo intentando expresarme.

Esto de atar la mochila a la espalda: bufanda, camiseta, esfero, libretita de apuntes, libro, ipod, cámara y cargador, resulta a veces rutinario. Sí, se convierte en necesidad, especialmente por la cámara...

No hay como controlar el requisito que se me impone naturalmente: grabar entre las manos por medio de un aparato que tiene lupitas y obturador, lo que capta mi hipersensibilidad visual.

Forma de vida. Pero no. No es una forma de vida, es la vida. Es la vida de los momentos: que construyen en tu mente esa necesidad de vivilos, y captarlos.

Y no es exactamente el gesto casi formal de sacar cuidadosa pero ágilmente la cámara de la mochila, configurar los tiempos de exposición y otras cosas, es el principio que te conduce a hacerlo. Ese principio se construye sanamente cuando te pedvertes percibiendo exesivamente posibles realidades de dos dimensiones.

Como minúsculo ejemplo propongo las siguientes:




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